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miércoles, mayo 03, 2006

RESERVA NACIONAL DE SAJA


La reserva nacional de Saja se creó en el año 1.948, momento desde el cual ha sido ampliada por sucesivos decretos. Con una extensión de 180.000 hectáreas, que se extienden sobre un accidentado territorio, este parque natural ocupa un tercio del total de la región cántabra y se sitúa en la zona occidental de la misma. Su riqueza natural es enorme y cuenta con numerosas especies vegetales como los bosques de hayas y robles, abedulares, acebales, tejedos y fresnadas, los montes de pastizales con manchas arbustivas extensas, helechales, argomales, avellanedas o andrinales que cubren su superficie selvática.
Estas tierras están surcadas de vaguadas, vellejas, quebradas, cortaduras, hondonadas, cuetos, oteros, colinas, collados, simas y torcas; y se encuentran bañadas por infinidad de ríos, arroyos y torrentes, así como regadas por las lluvias torrenciales y humedecidas por las nieblas permanentes que descienden desde la altura al llano. El sol se filtra entre la espesa capa de vegetación y produce unos efectos luminosos de gran belleza, creando unos matices de gran colorido.
Entre las especies animales que han encontrado un lugar ideal en este paraíso natural destacan los urogallos, corzos, jabalíes, venados, algunos rebecos y lobos, y unos pocos osos. Del mismo modo, jinetas, martas, garduñas, comadrejas, tejones, gatos monteses, nutrias, búhos, lechuzas y cárabos, viven en el parque sin que nadie altere su tranquilidad.
Alrededor de treinta términos municipales a los que pertenecen unos doscientos treinta núcleos urbanos se ven afectados por la reserva. Estas poblaciones mantienen en sus praderas, cultivos o tierras yermas a sus ganados autóctonos compuestos por vacas tudancas, yeguadas del país, y algunos rebaños de cabras y ovejas.
La reserva nacional de Saja se sitúa en la vertiente norte de la cordillera Cantábrica, limitada al suroeste por el macizo de los Picos de Europa, con altitudes que oscilan entre los 2.000 y los 2.500 metros. Las sierras Albas, Peña Labra, e Hijar forman por el este la frontera con Palencia; y las Sierras Isar y Peña Sagra bordean el parque por el noroeste. Desde la sierra de Isar surge una nueva cadena montañosa en dirección norte-sur que separa las aguas del Saja y el nansa, ríos que junto al Deva y el Besaya riegan la reserva. El valle del Besaya ha sido siempre la principal vía de comunicación entre las tierras litorales y la meseta castellana. Los restos de calzadas romanas hallados en este valle corresponden a la vía más importante que el imperio construyó en Cantabria.
En los diferentes recorridos y excursiones que se pueden realizar por este hermoso parque natural el visitante se puede encontrar en mitad del camino con alguno de los animales que lo pueblan. Además la reserva ofrece lugares de gran interés como el santuario de la misma en Sejos, entre los ayuntamientos de Cabuérniga, Polaciones y Campoo. También se puede admirar el nacimiento del rio Saja, los parajes de Cureñas, las piedras oscilantes de la Bohariza, las moles de los cantos de la Borrica y el Campanario. De gran vistosidad es la subida por el canal del Diablo, llegando a las Brañas del Infierno, donde uno se puede perder en la naturaleza y sentirse transportado a otro mundo. Unicamente el rumor de las aguas despeñadas, el silbido del viento entre las ramas o el incesante canto de los pájaros rompen el imponente silencio y la tranquilidad que se respira entre los bosques, llanuras y montañas de este parque natural. Los montes de Saja, que constituyeron el núcleo principal de la naciente reserva nacional de Saja, son una de las zonas vírgenes más grandiosas de la Península Ibérica. Es en este territorio concreto donde se han refugiado las escasas parejas de osos que todavía se reproducen en España, diversos colectivos de ayuda a la naturaleza realizan replantaciones de futales de montaña para facilitar la alimentación de estos grandes plantígrados.
Del mismo modo, se han realizado repoblaciones forestales si bien han disminuído el número de rebaños de cabras y ovejas de la zona, se les ha dotado de una inigualable vegetación en la que poder resguardar a sus animales, muchos de ellas en peligro de extinción